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Writer's pictureLuis Martin Miguel

El futuro de Ucrania está por decidirse

Desde principios de septiembre, Ucrania está avanzando y reconquistando parte del terreno que perdió en los primeros meses de la guerra. Aun así, los ucranianos aún están muy lejos de la victoria. Los expertos consideran que los próximos meses serán claves.


Primera fase de la guerra

El 24 de febrero de 2022, tropas rusas entraron en territorio ucraniano. El objetivo estaba claro: avanzar lo más rápido posible, tomar todas las ciudades principales (especialmente la capital Kiev) y obligar la rendición del estado ucraniano en el menor tiempo posible. Una estrategia comparable a la Blitzkrieg empleada por la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial. En menos de una semana consiguieron llegar a las afueras de las principales ciudades, incluidas Kiev.

Tanto expertos como políticos y ciudadanos creían mayoritariamente que pronto verían la derrota de Ucrania. No obstante, los ucranianos sorprendieron al mundo y resistieron en todas las capitales de provincia menos en la sureña Kherson. Con el frente estancado, la delgada línea de avance rusa era muy vulnerable a contraataques y emboscadas, causando muchas bajas entre las mejores tropas de Putin. A principios de abril, tras un mes y medio de continuos fracasos en el intento de tomar las grandes urbes, la situación se volvió insostenible para Rusia y se retiraron del norte de Ucrania. La derrota rusa en la primera etapa del conflicto se debe principalmente a fallos en el cálculo de Putin. Su régimen sobreestimó las capacidades de su propio ejército, infravaloró la voluntad ucraniana de resistir y subestimó la capacidad de occidente de proporcionar ayuda rápida y efectiva.


Segunda fase de la guerra

Con el final de la primera fase, el mandatario ruso se concentró en el sur, principalmente en la zona del Donbass (zona que incluye la región de Donetsk y Lugansk). Los soldados de Putin avanzaron muy lentamente durante los próximos 5 meses, consiguiendo algunas victorias cruciales. Un ejemplo podría ser la toma de Mariupol tras tres meses de asedio. Con el control de esta ciudad, Rusia se conectaba finalmente con la península de Crimea anexionada en 2014 y la zona recién ocupada de Kherson. Además, a finales de junio logró conquistar Severodonetsk y Lysychansk tras casi dos meses de combate urbano.

Sin embargo, estos avances fueron extremadamente lentos. La lentitud se debe a que el ejército ruso estaba severamente desgastado tras la primera fase y que las fuerzas armadas ucranianas recibieron una gran cantidad de equipamiento del extranjero e incorporaron a sus filas a cientos de miles de nuevos soldados.



Contraofensiva ucraniana

Volodimir Zelensky llevaba anunciando una contraofensiva en el sur para tomar Kherson desde hacía meses. El 29 de agosto finalmente se iniciaba la ofensiva. Una semana después del inicio de la contraofensiva, los ucranianos habían conseguido modestas victorias, pero Rusia seguía aguantando decentemente el frente.

Es entonces cuando se inicia una segunda contraofensiva completamente inesperada en el flanco norte del territorio controlado por Rusia. Putin había concentrado la mayoría de sus tropas en el sur para defenderse del contraataque y en el centro para seguir avanzando, mientras que en el norte su ejército era débil y contaba con pocos hombres. Los ucranianos aprovecharon esta vulnerabilidad para atacar y conquistar rápidamente grandes partes del territorio. En solo una semana conquistaron 8.000 kilómetros cuadrados, una zona similar a la de la Comunidad de Madrid. Además, conquistaron ciudades importantes como Izium que imposibilitaron la continuación de la ofensiva rusa en el Donbass. Tras la práctica desintegración del ejército ruso en el norte, Putin ha enviado refuerzos urgentes a la zona que han conseguido ralentizar el avance enemigo, pero no detenerlo. Además, se ha acelerado el avance en el sur.


Respuesta de Putin

Ante semejante humillación, Putin ha tenido que hacer cambios en su estrategia. Primero de todo, quiso solucionar el problema de la falta de hombres en el frente. Se estima que las fuerzas rusas no llegan a los 200.000 hombres mientras que medios ucranianos afirman que su ejército se compone por más de 1.000.000 de soldados. Por ello, el 21 de septiembre se decretaba la movilización parcial. El artículo del decreto donde mencionaba el número de conscriptos que serían llamados a filas se mantuvo confidencial, por lo que no se sabe aún cuantos hombres serán llevados a la guerra. Según el Ministerio de Defensa de Rusia, el número de conscriptos movilizados sería aproximadamente unos 300.000, mientras que periódicos rusos llegan a considerar la movilización de 1.200.000 hombres. Ante el miedo de ser llamado a filas, se calcula que 260.000 personas han huido ya de Rusia. Además de movilizar a conscriptos, la movilización parcial da el poder al Kremlin de obligar a cualquier empresa a cambiar su producción hacia una que ayude el esfuerzo bélico. Por ejemplo, el régimen de Putin puede obligar que una empresa que produce microondas pase a producir balas o misiles.


Por otro lado, Putin se ha anexionado cuatro regiones mediante unos referéndums claramente manipulados. Los Oblasts (región) de Zaporizhia, Donetsk, Lugansk y Kherson se han adherido a la Federación Rusa 8 años después que lo hiciera Crimea mediante el mismo proceso fraudulento.

Esto lo hace para ganar legitimidad en su autodenominada Operación Militar Especial. Además, estas anexiones marcan un punto de no retorno debido a que ahora Putin está obligado a defender a la fuerza todas las regiones mientras que antes podía retirarse de una región si la situación lo pedía. Cabe destacar que el ejército de Putin no controla la totalidad de Kherson, Zaporizhia y Donetsk. Adicionalmente, los ucranianos han empezado a avanzar dentro del Oblast de Lugansk. Con todo esto dicho, ahora solo hace falta preguntarnos qué está por venir.


Ucrania lucha contra el tiempo

Claro está que ahora es Ucrania quien tiene la superioridad; el ejército ruso, desmoralizado y diezmado, no pueden hacer frente a los feroces embates ucranianos. A pesar de ello, el tiempo está a favor de Rusia. Cada vez hace más frio, dificultando así el avance ucraniano.

A partir de noviembre, con el comienzo de las grandes nevadas, las ofensivas son significativamente más complicadas. Por otra parte, pronto comenzarán a llegar los primeros reclutas de la movilización parcial, mejorando drásticamente las capacidades defensivas rusas. Por lo tanto, a Ucrania aún le queda un mes para avanzar. Es entonces cuando le surge un dilema al Estado Mayor Ucraniano. ¿Si solo tienen un mes para avanzar, no deberían intentar hacer el máximo daño posible? Por ahora los avances han sido en los flancos y con objetivos relativamente pequeños. Sabiendo esto, quizá el Estado Mayor Ucraniano opte por una nueva ofensiva más ambiciosa y arriesgada ahora que aún tienen tiempo.

Como el frente en Donetsk está muy fortificado, lo más lógico sería atacar por Zaporizhia. En ese caso, los objetivos serían Mariupol o Melitopol, ambas a 80 kilómetros del frente. Si consiguieran semejante hazaña, acabarían con la conexión territorial entre Rusia y Crimea y dificultarían exponencialmente el abastecimiento del frente de Kherson. Ésta sería una ofensiva muy arriesgada, pero quizá sea una oportunidad única de castigar severamente las tropas rusas antes de ser reforzadas.


Amenaza nuclear

Con todas las recientes victorias ucranianas, Putin está cada vez más y más aislado y desesperado. Por lo tanto, es cada vez más probable que adopte una solución “poco ortodoxa”. El mandatario ruso ha mencionado varias veces que está dispuesto a utilizar las armas nucleares si las circunstancias lo pidieran. Hay dos tipos de armas nucleares: las estratégicas, que tienen la capacidad de destruir ciudades enteras, y las tácticas, que tienen una capacidad destructiva mucho más reducida. En caso de que el ejército ruso sufra varios reveses, puede que Putin se vea tentado a utilizar las armas nucleares tácticas para avanzar o para forzar la rendición de Kiev. En ese caso, es crucial ver cómo responderá la OTAN. Si deciden responder al ataque nuclear atacando ellos también con armas nucleares, se desataría una guerra nuclear mundial que devastaría la humanidad. Aun así, los expertos como Mark Cancian, consideran que eso sería poco probable y que la mejor respuesta sería la de enviar armas más poderosas a Ucrania. Un ejemplo sería misiles de mayor alcance, con los que podrían llegar a ciudades como Moscú o San Petersburgo. Sin embargo, si eso ocurre es probable que Putin tome represalias, llegando quizá incluso a utilizar bombas estratégicas. Con esto, nos veríamos atrapados en una espiral de violencia que solo causaría más muertes y alejaría el final de la guerra.

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