Este país de apenas 7 millones de habitantes celebró el pasado 4 de abril unas elecciones llenas de sorpresas. Ahora los analistas políticos intentan prever el futuro inmediato de esta nación balcánica.
GERB (Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria), la coalición de derecha que ha gobernado en los últimos doce años, volvió a ganar las elecciones con un 26% de los votos. Aun así, estos comicios han sido mas bien una derrota para ellos debido a que seguramente marcará el final de su legado. Aún habiendo ganado en 24 de los 31 distritos electorales, ha sido el peor resultado de la historia del partido con casi 7% menos de votos que en 2017 y 2% menos que en las últimas encuestas. Además, ha recibido otro gran golpe; el fracaso aun mayor del esperado de la extrema-derecha, sus habituales socios de gobierno. Los ultranacionalistas han pasado de 39 escaños a 0. El VMRO (Organización Revolucionaria Interna de Macedonia), el partido con mayor probabilidad de superar el 4% de los votos necesarios para entrar en el parlamento, se quedó con 3,6% y a solo unos trece mil votos. Para aumentar la desgracia de Boyko Borisov, el líder del partido, 4 de los otros 5 partidos que han entrado en el parlamento se han negado a ni siquiera negociar para investirlo. Con este contexto hicieron una propuesta a la desesperada: propusieron un gobierno tecnócrata, es decir, un gobierno liderado por especialistas y no por políticos. Esta propuesta fue desde el principio descartada por los otros partidos. Ante este descalabro, Borisov ha anunciado que no tomará su asiento en el nuevo parlamento y que, si finalmente no consiguen formar gobierno, apoyarán al ITN (Hay Tal Gente), el cual ha quedado segundo.
A pesar del fracaso de la derecha, el partido izquierdista BSP (Partido Socialista Búlgaro) ha sido el mayor perdedor, haciendo también su peor actuación. Han pasado de 80 escaños y 27% de los votos a 43 asientos y 14,8% de seguidores. Aunque las encuestas predecían una bajada del BSP, estimaban un descenso de un 4% y no de un 15%. Además, esta es la primera vez que el BSP no queda entre los dos primeros, asumiendo a regañadientes el tercer puesto.
Por otra parte, se podría decir que los grandes ganadores han sido los partidos surgidos de las protestas anti-Borisov del verano pasado. Las encuestas predecían que tendrían un apoyo de un 25% y todos los analistas decían que el apoyo a estos partidos disminuía por momentos. Para sorpresa de todos, estos partidos han conseguido un 31,4% de los votos y 82 de los 240 escaños disponibles. La mayor sorpresa viene de ITN, que en vez de luchar por la medalla de bronce como predicaban las encuestas, consigue arrebatarle al BSP la segunda posición. Slavi Trifonov, el líder de ITN, ha conseguido el 18% de los votos y 51 escaños. No se sabe muy bien las políticas de Trifonov debido a que su campaña se ha centrado en visibilizar la corrupción y el mal funcionamiento del gobierno. Además, se ha negado a participar en los debates electorales y no ha aparecido en ninguna entrevista. Luego tenemos al DB (Bulgaria Democrática), un partido que se centra en la población urbana, explicando así como ha sido el partido más votado en Sofía, la capital del país. El DB, formado por tres partidos conocidos como el trío tóxico, ha conseguido 27 escaños y un 9,4% de los votos y ha estado a poco de alcanzar el cuarto puesto. Por último, tenemos al ISMV (¡Levántate!, ¡Fuera Mafia!). Esta coalición la única antigubernamental que ha tenido un resultado ligeramente peor al de las encuestas con un 4,7% de los votos y 14 escaños. Aun así, ha sido una gran victoria para el bloque en contra de Borisov y del Status-Quo.
Para finalizar, tenemos al DPS (Movimiento por los derechos y libertades), el partido que representa a la minoría turca de Bulgaria, que contabiliza un 9% de la población. Este partido solía ser el hacedor de reyes de Bulgaria y siempre había quedado en tercera posición hasta que en 2017 fue superado por un partido de extrema-derecha y cayó al cuarto puesto. Las encuestas predecían que sacaría un 12% de los votos y que lucharía por el tercer puesto con ITN, pero al final el ITN consiguió un muy buen resultado y el DPS solo llegó al 10,3%. Encima, tras el éxito de DB, peligró su estancia en el cuarto puesto, aunque finalmente lo mantuvo con un 1% y 3 escaños más que el DB. Pese a la desilusión del DPS, el partido ha podido aumentar ligeramente los escaños y los votos comparándolo con los comicios de 2017 (1,4% y 4 escaños más).
Con este escenario, los analistas políticos se preguntan que pasará con la política búlgara. Si el GERB acaba fracasando en la formación del gobierno, el ITN tendría la opción de gobernar. El mayor problema es que su bloque de protesta se ha quedado ha 39 escaños de la mayoría absoluta, con lo que tendría que contar con el apoyo de BSP o GERB. Si no lo consigue, tendrían que convocar otras elecciones, que seguramente coincidirían con las elecciones presidenciales de finales de este mismo año.
Un factor que no se ha mostrado tan decisivo como lo esperado ha sido la participación, que no ha bajado dramáticamente. Han votado el 50,6% de las personas registradas, superando apuradamente el simbólico número de 50%. Aun así, la pandemia ha afectado mayoritariamente la participación de los mayores, que solían votar al BSP. También cabe destacar que el 17,5% de los votos se han distribuido por más de 25 partidos de los cuales ninguno ha superado el 4% necesario para tener representación parlamentaria. Es decir, aproximadamente 600.000 votos se han ido directamente a la basura, casi triplicando el número de hace dos comicios.
Comentarios