El 4 de abril Bulgaria celebra unas elecciones en medio de una gran crisis sanitaria, económica y política. Este pequeño país balcánico es miembro tanto de la OTAN como de la Unión Europea. Aun así, su situación actual es deprimente. Es el país más pobre de la UE, con mayor índice de corrupción y el quinto peor índice de democracia. A todo esto, se le añade una pandemia que ha afectado duramente el país. Tiene 4013 casos al día y 125 muertes. Si se compara con España (con una población 7 veces mayor a la de Bulgaria) que tiene 3573 casos al día y 61 muertes, podemos ver la desesperada situación en la que se sitúa la nación. Además, es el país de la Unión Europea con mayor mortalidad y la campaña de vacunación más lenta con solo un 1,4% de la población completamente vacunada comparada con un 6% de España.
Las primeras elecciones de este país fueron en 1990 tras la caída del comunismo. 31 años después, los búlgaros se preparan para los decimoprimeros comicios del país. En todas y cada una de las elecciones, ha salido ganador uno de los dos partidos principales: el GERB (Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria) y el BSP (Partido Socialista Búlgaro).
El GERB es un partido populista de derechas que es nacionalista, liberal y conservador. Este partido ha ganado 7 de las 10 elecciones y ha gobernado durante 22 años. Los últimos 12 años ha sido un gobierno constante de su líder Boyko Borisov. Boyko es una figura controvertida y ampliamente corrupta. Se declara europeísta, pero a la vez apoya el Kremlin si le conviene, por lo que se le podría tachar de chaquetero. Borsisov, que fue bombero y guardaespaldas, ha gestionado preocupantemente mal la pandemia, o al menos eso parece opinar el pensamiento general. A pesar de todo esto, Borisov se mantiene líder en las encuestas con un 28% de seguidores, 5% menos que en los últimos comicios.
Por otro lado, tenemos al BSP, un partido populista, nacionalista y social demócrata. Este partido de izquierdas ha ganado en solo 3 elecciones y ha gobernado 9 años. El partido apoya a la Unión Europea, pero de manera moderada y oponiéndose a las sanciones contra Rusia. Aunque no haya una corrupción muy generalizada en el partido, no se salvan de las críticas ni del repudio. Su líder, Kornelia Ninova, no ha sabido aprovechar este descontento creciente con relación a Borisov y sigue según las encuestas a 5% de GERB.
En julio del año pasado empezaron en Bulgaria una serie de manifestaciones multitudinarias que sacudieron el país. El pueblo se movilizó demandando un cambio en el gobierno, más trabajo y menos, mucha menos, corrupción. Este movimiento generó tres partidos políticos que supuestamente lo representan. Primero de todo tenemos al DB (Bulgaria Democrática), una coalición de centroderecha liberal, europeísta y ecologista. El DB está formado por tres partidos conocidos como el trío tóxico. Luego tenemos al IS.BG (Levántate Bulgaria), un partido populista que quiere atraer a cualquier votante insatisfecho con el gobierno actual. Se espera que tanto el DB y IS.BG reciban un 6% de los votos. Por último, tenemos al ITN (Hay tal Gente), otro partido populista que quiere atraer los votantes enfadados o desilusionados. El líder del partido, Slavi Trifonov, es un magnate de la televisión que tiene su propio canal privado que le permite hacer fortuna y también propagar su campaña electoral. Aunque ITN haya sido de los tres partidos el menos activo en las manifestaciones, es el que actualmente tiene más seguidores, con aproximadamente un 13% de los votantes y en buena posición para convertirse en la tercera mayor fuerza política del país. A pesar de toda la situación actual en los temas económicos y sociales, el movimiento ha ido perdiendo fuerza debido a la falta de unidad en las protestas antigubernamentales y un Covid-19 que se lleva toda la atención y pulveriza cualquier otro problema.
Como casi todos los países balcánicos, Bulgaria tiene una minoría étnica que se siente discriminada y con ansias de ser representada. En este caso, hablamos de la minoría turca, que supone un 9% de la población. Para representarlos tenemos al viejo DPS (Movimiento por los derechos y libertades). La política turco-búlgara ha sido considerada como un monopolio, debido a que el DPS es el único partido de la minoría. A lo largo de la historia, se han ido creando partidos que representaran a la minoría turca, pero al final todos fracasaron debido a que el pueblo turco sabe que debe mantenerse unido para conseguir una mayor representación y DPS siempre se ha podido mostrar como el partido sobre el cual se deberían unir. Hay que decir que ni todos los turcos votan al DPS ni todos los votantes del DPS son turcos, cosa que explicaría porque el partido turco tiene un 12% de seguidores según las encuestas, un porcentaje mayor a los turcos que habitan en Bulgaria. Este partido espera arrebatarle el tercer puesto al ITN en lo que será una igualada lucha por el puesto.
Cabe destacar que, aunque aún no se han celebrado las elecciones, se sabe claramente quien es el gran perdedor: la extrema derecha. En los últimos comicios de 2017 entraron en el parlamento dos partidos extremistas: Patriotas Unidos con 27 escaños y Volya con 12. A principios de 2021, la coalición de Patriotas Unidos colapsó dejando tres partidos pequeños. Además, GERB ha empezado a hacer políticas y discursos dignos de los ultranacionalistas, quitándole así los votos. En este contexto llegamos a las encuestas donde de los 4 partidos, puede que ninguno entre en el parlamento. Uno ya ha abandonado la carrera electoral, y otros dos no pasan de un apoyo del 2%. Se ha de tener en cuenta que para entrar en el parlamento búlgaro se necesita un mínimo de 4% de los votos. El único que parece rondar esa barrera es IMRO (Organización Revolucionaria Interna de Macedonia). Este partido está vinculado con el todo poderoso IMRO de Macedonia, un equivalente de GERB, pero en el caso búlgaro, el IMRO es mucho más radical, teniendo políticas ultranacionalistas y conservadoras y discriminativas para los turcos y gitanos. IMRO promedia un 3,5-4,5% en las encuestas por lo que puede pasar cualquier cosa en las elecciones de mañana. Este fracaso de la ultraderecha hace casi imposible que GERB logre una mayoría ya que solían ser sus socios de gobierno y favorece más al BSP debido a que los tres partidos de las manifestaciones suelen tender a apoyar al BSP.
Por último, un factor clave será la participación. Los analistas predicen que habrá una participación de alrededor del 51% aunque puede variar mucho debido a que hay muchos indecisos. Si la participación sube, favorecerá seguramente a los tres partidos antigubernamentales mientras que una participación baja será un gran socio del GERB. En el caso de bajar del 50%, estaremos delante de los primeros comicios en la historia reciente de Bulgaria donde menos de la mitad de la población registrada va a votar.
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